¿Qué es el lunfardo?*

Según define Saussure, el habla es la porción del idioma con la que se manifiesta y expresa el hablante. Aunque, según lo explica José Gobello (presidente de la Academia Argentina del Lunfardo), el habla de Buenos Aires es el producto de reducir a unidad cierto número de vocablos dispersos.

El lunfardo (que en su origen significa “ladrón”) es un vocabulario cuyos términos tienen diverso origen y son utilizados por el hablante de Buenos Aires por oposición a los que le propone la lengua oficial, algo que se adiciona a la porción de términos castellanos usada por el hablante. Esa porción no está compuesta solamente por voces cultas, sino también por términos populares así como por términos inobjetablemente ortodoxos.

El lunfardo no es un idioma, siquiera existe una ortografía lunfarda. Como señaló Gobello, el lunfardo es un nivel de lengua. Oscar Conde (profesor en Letras) afirma en su texto ‘Diccionario Etimológico del Lunfardo’ que en cada provincia Argentina se utilizan en la vida de todos los días sustratos lingüísticos aborígenes, que son argentinismos, pero no lunfardismos.

Los términos de origen quechua o guaraní son considerados lunfardos porque esas palabras, al igual que italianismos, galicismos, también son inmigradas. Retomando a Gobello, como señaló en ‘El Lunfardo’, el lunfardo es un repertorio léxico de Buenos Aires y otras ciudades argentinas y uruguayas, formado por vocablos jergales llevados por la inmigración, que fueron difundidos por el tango, el teatro y la literatura popular, en tanto que otros permanecieron en los hogares de los inmigrantes, y a los que deben agregarse voces aborígenes y portuguesas que se encontraban ya en el habla coloquial de Buenos Aires.

Estos vocablos no son considerados en el terreno académico ni registrados en los diccionarios del español corriente, señala Conde.

El lunfardo, como otras hablas populares del mundo, fue creado por el pueblo al margen de la lengua general, pero básicamente se compone de términos que pertenecen a esa misma lengua.

El lunfardo es uno solo, que se vio ampliado en las décadas sucesivas por medio de palabras provenientes de diversos ámbitos. Desde el mismo momento en que los conquistadores hispanos sentaron pie en las márgenes del Plata se vieron estimulados a sumar al castellano civilizador numerosas voces nativas para poder comunicarse con los habitantes de estas tierras. En plena época colonial el “tú” español había cedido posiciones ante el “vos” criollo. La independencia hizo el resto.

De pronto, la inmigración desembarcó en nuestro puerto idiomas y dialectos del más amplio espectro, que comenzaron a circular por Buenos Aires. Las palabras llegadas con los inmigrantes llevaron al porteño a incluirlas en su habla diaria tal como las oía o transformándolas en ingeniosos cruces con las propias.

Estas palabras que usamos son en su conjunto un modo de ver el mundo, de categorizar la realidad, de entenderla, en resumen, de vivirla. Y sólo nacen cuando el hablante no tiene otras mejores para expresar lo que quiere decir.





*Texto escrito por su servidora, publicado en la revista "Luciérnaga-Clap".

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